Durante su travesía, Alberto conoció a muchas personas que lo apoyaron con agua y comida; asimismo, otras le ofrecieron su casa como refugio para pasar la noche. “Lo más bonito de todo fue conocer gente de todas partes, gente buena que me apoyaba. Lo único que necesitaba era agua y comida, lo demás era lujo. Es cuando te das cuenta que aunque traigas dinero, si estas en un lugar desierto, no te sirve de nada”, informó Reynoso, quien recibió $1000 dólares como patrocinio de tres empresas mexicanas.
Pero ¿qué fue lo que impulso a Alberto Reynoso para realizar este viaje?, “Fue un sueño de vida, logré llegar a mi meta contra todo. Muchas veces como mexicanos agachamos la cabeza ante otras personas; pero ahora durante todo mi recorrido la he levantado muy alto para romper con las barreras de la mediocridad. He llegado a mucha gente y quiero llevar ese mensaje de superación para que todos logren cumplir lo que se propongan”.
A parte de ese gran sueño de vida, el recorrido en bicicleta se realizó a favor de catorce causas sociales:
1. Región protegida de Wirikuta (Wirikuta no se vende, se ama y se defiende)
2. Hecho en México (está bien hecho)
3. Orgullo de la cultura Prehispánica en la región de Mesoamérica
4. No más sangre
5. Cáncer de mama
6. VIH SIDA
7. Inclusión de las personas con discapacidad
8. Fomentar la cultura del ciclismo en nuestro país, no únicamente como actividad física, sino construyendo infraestructura (ciclo-vías, reglamento, transporte sustentable, etc.)
9. Promover el intercambio cultural con personas afines
10. No a la discriminación de cualquier tipo (racismo, etc.)
11. El verdadero cambio de un país no depende o radica en los colores de un partido político, coexiste en los ciudadanos como tú y como yo.
12. No a la violencia contra la mujer
13. Derechos de migrantes mexicanos
14. No más ciclistas muertos
Lograr la meta no fue fácil, “primeramente hay que tener preparación mental. Si crees en tu persona, puedes hacer cualquier cosa. Y claro, también es muy importante tener la preparación física. Desde hace cinco años anduve en bicicleta y tuve entrenamiento cardiovascular. Ya los últimos seis meses, anduve dos horas rodando de 60 o 70 kilómetros diarios y una o dos veces a la semana realizaba ejercicio de alberca, lo que es la respiración con agua muy fría para soportar el frio”.
A pesar de esa preparación y de estar consciente que el camino no sería fácil, Alberto paso por muchas cosas. “Las planicies de Texas son terribles. Los peores momentos los viví desde Monterrey hasta antes de llegar a San Antonio. Tenía las piernas destrozadas, iba casi sin agua y sin comida, buscaba ayuda en medio de la nada, en esos momentos sentí morir y quise regresar. Por casi dos días no vi a nada de gente. Posteriormente, me tope con muchos animales en el desierto, vi migrantes en el camino, quería llorar, fue algo brutal para mente, cuerpo y corazón, pero mi frase de ‘rendirse está prohibido’ me motivo a continuar”.
Alberto no pretende hacer fama, ni dinero, únicamente cumplir su sueño y en breve escribirá un libro sobre las anécdotas en este viaje. Asimismo, entre sus planes se encuentra recorrer en este 2014, 17 países de Europa.
“Jamás me imagine ser el primer mexicano en atravesar desde San Luis Potosí hasta Canadá en medio del invierno.... no cantaré victoria hasta poner en alto la bandera más bonita del mundo.... la de México”, destaca en su cuenta de facebook Alberto, antes de llegar a la meta. “Aprendí que el ser profesional no es portar un uniforme bonito que diga tu nombre, las cámaras de TV, el radio o los periódicos. Profesional te hace el no fallarle a tu gente y a ti mismo... a México... antes de empezar a creer en algo o en alguien... empieza a creer en ti. En tu país...”
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