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Las probabilidades de sobrevivir a un arresto cardiaco en el hogar o en el empleo no han cambiado en más de treinta años

Un análisis muestra que el principal predictor de supervivencia es recuperar el pulso en el sitio


ANN ARBOR: Las probabilidades de sobrevivir a un arresto cardiaco que ocurra fuera del hospital no han mejorado desde la década de 1950, según un informe del sistema de Salud de la Universidad de Michigan.

El análisis muestra que sólo el 7,6 por ciento de las víctimas sobrevive a un arresto cardiaco afuera del hospital, una cifra que no se ha modificado significativamente en casi treinta años a pesar del enorme gasto volcado en la investigación cardiaca, los nuevos protocolos para el cuidado en emergencias, y el advenimiento de nuevos medicamentos y artefactos tales como los desfibriladores.

Durante el arresto cardiaco el corazón deja de latir y cada año, en Estados Unidos, unas 166.000 personas experimentan ese suceso aterrador cuando están lejos de un hospital.

  Pero los médicos de la UM indican en la edición actual de la revista Circulation: Cardiovascular Quality and Outcomes que hay algunos factores clave que pueden hacer la diferencia para salvar vidas cuando ocurre un arresto cardiaco en el hogar, el hotel, un restaurante o el sitio de trabajo.

   “El incremento de la tasa de personas instruidas para aplicar la resucitación cardiopulmonar (RCP), una mayor información y el uso más frecuente de los artefactos que aplican choques al corazón, y el mantenimiento de paramédicos en el lugar hasta que restablezcan el pulso de una persona son aspectos que deben ocurrir si vamos a cambiar la desalentadora tasa de supervivencia”, dijo la autora principal, Comilla Sasson, académica Robert Wood Johnson y médico de emergencias en el Sistema de Salud de la UM.

Según el estudio sólo una de cada diez víctimas de arresto cardiaco sobrevivirá a un arresto que haya ocurrido afuera del hospital y hasta que se le dé de alta del hospital, y sólo una de cada tres personas recibe RCP de otra persona que esté en el sitio.

  Éste es el primer estudio que observó las asociaciones entre cinco variantes clínicas y la tasa general de supervivencia a un arresto cardiaco que ocurra afuera del hospital.

  Las variantes estudiadas incluyeron: presencia de personal médico de emergencia cuando ocurre el incidente, RCP administrada por alguien que esté en el lugar, tipos de ritmo cardiaco —asístole (sin palpitación) versus fibrilación ventricular (rápido o cambiante), y el retorno de la circulación espontánea.

Los investigadores evaluaron los datos de 142.740 pacientes de 79 estudios publicados internacionalmente entre enero de 1950 y agosto de 2008.

 Y esto es lo que encontraron:
De los más de 140.000 pacientes, sólo el 23,8 por ciento sobrevivió a la internación hospitalaria, y el 7,6 por ciento sobrevivió para ser dado de alta del hospital.

  Las víctimas de arresto cardiaco que reciben RCP de otra persona que esté en el lugar o asistencia de personal de emergencias médicas, y las que tengan un ritmo cardiaco que responda al shock, llamado fibrilación ventricular, son las que tienen más probabilidades de sobrevivir.

  El predictor más firme de la supervivencia fue un retorno de la circulación sanguínea espontánea, lo cual significa que se restableció el pulso en el sitio del incidente. El 15 por ciento de las personas que mostraron un restablecimiento del pulso sobrevivieron hasta ser dadas de alta del hospital.

“Nuestro estudio muestra que los pacientes con un ritmo cardiaco que responda al choque eléctrico, o que recibieron RCP de alguien que estuviese en el lugar, o aquellos cuyo pulso se restauró en el sitio, están asociados con probabilidades mucho mayores de supervivencia”, dijo asno.

En sitios como Seattle, que tiene la tasa de supervivencia a arrestos cardiacos más alta en el país, estos tres aspectos se aplican de manera excepcionalmente buena, dijo la médico. “Podemos aprender mucho de ese sistema de respuesta a emergencias”, añadió.

  La falta de progreso en la supervivencia en Estados Unidos y en el exterior puede estar vinculada al envejecimiento de la población, un número más bajo de personas que se encuentran con un ritmo que responda al choque (el cual está asociado con la probabilidad más alta de supervivencia) y las rutas más largas que deben recorrer los equipos de emergencia médica debido al crecimiento de las ciudades y las congestiones del tránsito, añadieron los autores.

   Si bien la tasa general de supervivencia a arrestos cardiacos ocurridos fuera del hospital no ha mejorado, el campo de la resucitación cardiaca y cerebral está evolucionando rápidamente.

La mayoría de los estudios en el análisis se condujeron antes del advenimiento de la hipotermia terapéutica, un tratamiento de enfriamiento del cuerpo que ha mostrado sus beneficios para los pacientes resucitados.

Asimismo los estudios no distinguieron entre pacientes tratados con RCP tradicional y los que recibieron RCP bajo las nuevas recomendaciones de la Asociación Cardiaca de Estados Unidos, que enfatizan las compresiones del pecho más que la respiración boca a boca.

 

Chances of surviving a cardiac arrest at home or work unchanged in 30 years

Analysis shows getting a pulse back at the scene is the greatest predictor of survival


ANN ARBOR, MI, Nov. 20, 2009: The chance of surviving an out-of-hospital cardiac arrest has not improved since the 1950s, according to a report by the University of Michigan Health System.

The analysis shows only 7.6 percent of victims survive an out-of-hospital cardiac arrest, a number that has not changed significantly in almost 30 years in spite of enormous spending on heart research, new emergency care protocols, and the advent of new drugs and devices such as defibrillators.

During cardiac arrest the heart stops beating and each year 166,000 people experience the frightening event away from a hospital.

But U-M physicians report in the current issue of Circulation: Cardiovascular Quality and Outcomes there are some key factors that can make a difference in saving lives when cardiac arrest happens at home, a hotel, restaurant or workplace.

“Increasing bystander CPR rates, increasing the awareness and use of devices to shock the heart, and keeping paramedics on scene until they restore a person’s pulse needs to occur if we are ever going to change our dismal survival rate,” says lead author Comilla Sasson, M.D., a Robert Wood Johnson Scholar and emergency medicine physician at the U-M Health System.

According to the study, only 1 out of 10 cardiac arrest victims will survive out-of-hospital cardiac arrest to hospital discharge and only 1 in every 3 people is receiving bystander CPR.

This is the first study to look at the associations between five clinical variables and overall survival from an out-of-hospital cardiac arrest.

The variables studied include: witnessed by emergency medical services provider, bystander CPR, types of heart rhythm ­–– asystole (motionless) vs. ventricular fibrillation (rapid or twitching) and return of spontaneous circulation.

Researchers evaluated data on 142,740 patients from 79 studies published internationally between January 1950 and August 2008.

Here’s what they found:
Of the more than 140,000 patients, only 23.8 percent survived to hospital admission, and 7.6 percent lived to be discharged from the hospital.

· Cardiac arrest victims who received CPR from a bystander or an emergency medical services provider, and those who had a shockable heart rhythm, called ventricular fibrillation, were more likely to survive.

The strongest predictor of survival was a return of spontaneous circulation, meaning a pulse was restored at the scene. Of those, 15? percent survived to hospital discharge.

“Our study shows that patients with a heart rhythm that can be shocked, or who have bystander CPR or a pulse restored at the scene of the event are associated with a much larger chance of survival,” Sasson says.

   Places like Seattle, which has the highest rates of cardiac arrest survival in the country, are doing these three basic things exceptionally well, says the U-M physician. “We can learn a lot from that emergency response system,” she said.

The lack of progress in survival across the U.S. and abroad may be linked to an aging population, a lower number of people who are found in a shockable rhythm (which is associated with the highest chance of survival) and longer EMS drives due to the increasing size of cities and traffic congestion, authors write.

While the overall rate of out-of-hospital cardiac arrest survival has not improved, the field of cardiac and cerebral resuscitation is rapidly evolving.

Most of the studies in the analysis were conducted before the advent of therapeutic hypothermia, a body cooling treatment that has shown to benefit resuscitated patients.

  Also studies did not distinguish between patients treated with traditional CPR and those cared for under new American Heart Association guidelines for CPR which emphasizes chest compressions over mouth-to-mouth resuscitation.

  
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