Just days before taking the oath of office as the 44th president, Obama used the factory as a backdrop as he sought to generate support from the public—constituents of skeptical Republicans and Democrats in Congress—for his pricey plan to pull the country out of recession.
Obama held the campaign-style event a day after the Senate agreed to give him access to the second half of last fall's $700 billion financial industry bailout and House Democrats unveiled an $825 billion stimulus package.
One of the largest bills ever to make its way through Congress, it calls for federal spending of roughly $550 billion and tax cuts of $275 billion over the next two years to revive the sickly economy. It also focuses heavily on energy, education, health care and jobs-producing highway construction.
Seeking to counter critics' claims of excessive spending and too few tax cuts, Obama cast the package as necessary to create long-lasting, well-paying jobs in industries such as alternative energy, and help hard-hit industrial states such as Ohio now and in the future.
``It's not too late to change course—but only if we take dramatic action as soon as possible,'' Obama said. He pledged: ``The first job of my administration is to put people back to work and get our economy moving again.''
A new Associated Press-GfK poll found that public expectations for Obama's success after next Tuesday's inauguration were far higher than for any U.S.-American president in a generation. It found that 65 percent of those surveyed believe he will be an ``above average'' president or better, including 28 percent who think he will be ``outstanding.''
The poll also found broad optimism that Obama could help turn the U.S. economic crisis around. Seventy-one percent said the economy will likely improve during the first year of his presidency.
Also Friday, two U.S. officials said Obama was preparing to prohibit the use of waterboarding and harsh interrogation techniques by ordering the CIA to follow military rules for questioning prisoners.
The proposal Obama is considering would require all CIA interrogators to follow conduct outlined in the U.S. Army Field Manual, the officials said. The plans would also have the effect of shutting down secret ``black site'' prisons around the world, they said.
The new rules would abandon a part of outgoing President George W. Bush's counterterrorism policy that has been condemned internationally.
Meanwhile, plans were going ahead for an outdoor inauguration despite cold weather forecasts for Jan. 20, 2009. Temperatures are expected to be in the 30s (about 0 Celsius).
Somewhere between 2 million and 3 million people are expected to make their way to Washington, D.C. for the swearing in ceremony and inaugural parade.
Some 240,000 tickets have been issued for the festivities at the Capitol, with 28,000 seats.
In his speech in Ohio at a factory of the Cardinal Fastener & Specialty Co., Obama pledged that job creation was a key element of his economic plan.
``We're not looking to create just any kind of jobs here,'' Obama added. ``We're looking to create good jobs that pay well and won't be shipped overseas. Jobs that don't just put people to work in the short term, but position our economy to be on the cutting edge in the long term.''
His audience—factory workers, invited guests and state officials, including Ohio Gov. Ted Strickland—gave him warm greetings and polite applause at the relatively low-key appearance.
Associated Press writers Liz Sidoti in Bedford Heights, Andrew Taylor in Washington and Beth Fouhy in New York contributed to this report.
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Obama: Economía requiere ``medidas drásticas''
Por Liz Sidotti
BEDFORD HEIGHTS, el 16 de enero del 2009 (AP): El presidente electo Barack Obama dijo el viernes que la crisis económica requiere ``medidas drásticas'', pero que todavía hay tiempo para tomarlas.
En una fábrica en el norte de Ohio, Obama dijo que los economistas de todas las tendencias coinciden en que la falta de medidas podría prolongar la recesión por años.
Obama estaba en campaña para presentar su plan económico en una zona deprimida del medio oeste industrial, sumamente afectado por la recesión.
El presidente electo ha pedido al Congreso 825.000 millones de dólares en fondos frescos y recortes impositivos para estimular la economía.
``No es demasiado tarde para cambiar el rumbo, pero sólo si tomamos medidas drásticas lo antes posible'', dijo el presidente electo. Prometió que ``la primera tarea de mi gobierno será poner la gente a trabajar y poner en marcha nuestra economía''.
Obama habló a los trabajadores en una planta fría donde se fabrican repuestos para turbinas eólicas, un marco adecuado para hablar sobre fuentes alternativas de energía incluídas en el enorme paquete de gastos que podría alcanzar el billón (millón de millones) de dólares cuando el Congreso lo envíe a la Casa Blanca.
``No hablamos de crear cualquier tipo de empleo'', dijo Obama. ``Queremos crear buenos empleos con buenos sueldos y no mandarlos al extranjero. Trabajos que no sólo pongan a la gente a trabajar en el corto plazo sino que coloquen a nuestra economía en la vanguardia en el largo plazo. Lo primero son fuentes de energía nuevas y limpias''.
El evento, moldeado en el estilo de su campaña para la presidencia, fue el primero en una serie destinada a conseguir suficiente apoyo para su plan, cuyo propósito es sacar a la economía de Estados Unidos de la recesión. Su viaje se concretó un día después que el Senado aprobó darle acceso a la segunda parte de un plan de rescate por 700.000 millones de dólares para ayudar a la industria financiera, y luego que los demócratas en la Cámara de Representantes divulgaron un plan de estímulo que fue en buena parte modelado por el equipo del presidente electo.
Obama ha pasado las dos últimas semanas tratando de asegurar el respaldo del Congreso a su plan de estímulo. Tanto republicanos como demócratas se han mostrado escépticos ante el plan, debido a su enorme cuantía y a sus provisiones impositivas. Es una de las razones de que trate ahora de convencer a los votantes de sus bondades.
Hay mucho en riesgo para Obama. La aprobación del plan sería un gran logro al comienzo de su presidencia, cuando hereda una recesión del presidente saliente George W. Bush, y la peor situación económica desde la Gran Depresión de la década del treinta. La derrota del plan, dice el equipo económico de Obama, causaría un drástico aumento del desempleo, un alza en las bancarrotas de empresas y de instituciones financieras, y la pérdida de sus hogares por parte de muchos propietarios que tienen problemas para pagar sus hipotecas.
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