La calidad de las traducciones médicas influye en los servicios de salud
ANN ARBOR: Un número cada vez mayor de personas en Estados Unidos no habla inglés y si médicos y pacientes tienen barreras culturales y de lenguaje, la calidad de las traducciones constituye un problema, según un estudio publicado en la revista Journal of Health Care for the Poor and Underserved.
Dr. Michael Fetters, profesor asociado de medicina familiar de la Universidad de Michigan, UM, y Daniela García-Castillo, estudiante de Biología y miembro del Programa de Oportunidad de Investigación de Pregrado de la UM, evaluaron y analizaron sistemáticamente los recursos disponibles y tradujeron documentos de investigación clínica y médica y concluyeron que colocar atención en los procedimientos de traducción "puede mejorar la calidad de los cuidados de salud para los pacientes con conocimientos limitados de inglés".
"Las traducciones médicas son un proceso complejo que requiere mucho más que una conversión mecánica de un idioma al otro", advierten. "Sin la traducción de calidad de documentos médicos en el lenguaje de los pacientes, los proveedores de salud no pueden ofrecer cuidados de salud de calidad y los pacientes sufren el riesgo de recibir servicios inferiores".
Mientras que varios estudios recientes se han concentrado en problemas de la interpretación oral en ambientes médicos, la investigación de la UM se centró en la exactitud de la traducción de materiales escritos de un lenguaje al otro.
Los investigadores anotan lo siguiente:
• Entre 40 a 45 millones de adultos en los EEUU son analfabetos funcionales, es decir no pueden llevar a cabo tareas de lectura básicas para funcionar en la sociedad y otros 50 millones de personas en EEUU son sólo marginalmente alfabetizados.
• Las personas con mayores riesgos de recibir servicios sanitarios deficientes son las que tienen pocos conocimientos de inglés. La Investigación, realizada predominantemente sobre minorías indigentes descubrió que 35,1% de los que hablaban inglés y un 67,1 % de los que hablaban español tenían una alfabetización marginal o inadecuada en salud. La misma investigación encontró el analfabetismo aún peor entre adultos mayores de 60 años: Un 81,3 % de los que hablaban inglés y un 82,6 % de los que hablaban español.
• Los formularios de consentimiento general en los hospitales son a menudo difíciles de entender para algunos pacientes a pesar de que en la actualidad el promedio del nivel de lectura en EEUU es de octavo grado para la mayor parte de los adultos y de quinto grado para la mayoría de los miembros de Medicaid.
• El Acta de Derechos Civiles de 1964 obliga a los hospitales a ofrecer interpretación oral, pero no los obliga a dar traducción médica.
"Un área que recibe muy poca atención es la precisión de las traducciones médicas", argumentan. "Errores de traducción pueden tener consecuencias clínicas críticas incluyendo malentendidos de servicios médicos, como atrasos en diagnósticos o tratamientos, y pruebas generales y de laboratorio y hospitalizaciones innecesarias. Errores en documentos de investigación puede causar comparaciones y conclusiones imprecisas".
Una manera para mejorar la calidad de las traducciones, advierten, es incluir el entrenamiento diseñado para entender el sujeto y el lenguaje y hacer del español, el lenguaje más común en los EEUU, tras el inglés, parte obligatoria del currículo en más Escuelas de Medicina a través del país.
"Teóricamente, una mejor traducción de documentos puede disminuir los costes de hospitalización porque reduce la duración y posiblemente hay menos pruebas de diagnóstico", argumentan. "En general, se cree que invertir en traducciones precisas tiene beneficios a largo plazo y justifica los costes de traductores bien entrenados y buenas traducciones".
Más información: https://www.press.jhu.edu/journals/journal_of_health_care_for_the_poor_ and_underserved/index.html
Quality of medical translations impacts quality of care
ANN ARBOR: An increasing number of U.S.-Americans can't speak English and when doctors and patients have language and cultural barriers, the quality of translations can be a problem, University of Michigan researchers argue in the Journal of Health Care for the Poor and Underserved.
Dr. Michael Fetters, U-M associate professor of family medicine and Daniela García-Castillo, a biology student in U-M's Undergraduate Research Opportunity Program, systematically reviewed and analyzed resources, translating clinical and medical research documents, and concluded, "Attention to translation procedures can improve the quality of care for limited English proficient patients.''
"Medical translation is a complex process involving more than mechanically converting one language to another,'' they argue. "Without quality translations of medical documents in the language of their patients, clinical providers cannot provide best quality care, and patients are at risk for receiving inferior care.''
While a number of recent studies have attended to problems in medical settings with oral interpretation, the conversion of one language into the spoken language of another, the U-M research focused on accurately translating written materials from one language into an equivalent written form in another language.
The researchers note:
• An estimated 40 to 45 million U.S. adults are functionally illiterate, meaning they cannot perform basic reading tasks required to function in society while another 50 million Americans are only marginally literate.
• Limited English proficiency individuals are at special risk. Research of predominantly indigent minorities found 35.1 percent of English-speaking and 67.1 percent of Spanish-speaking patients had inadequate or marginal health literacy. The same research found health illiteracy even worse among adults 60 and over: 81.3 percent for English-speaking and 82.6 percent for Spanish speaking patients.
• Consent forms are often difficult to understand for some patients even as the average U.S. reading level is now an eighth grade level for most adults and a fifth grade level for most Medicaid enrollees.
• The Civil Rights Act of 1964 mandates that hospitals provide oral interpretation but not medical translation.
"An area receiving little attention has been the accuracy of translation of medical materials,'' they argue. "Translation errors can have critical clinical consequences for patient-provider misunderstandings through delays in diagnosis or treatment, and unnecessary testing or hospitalization. Errors in research documents can cause inaccurate comparisons and conclusions.''
A way to improve the quality of translation, they note is training designed for developing and understanding of both the subject matter and the language and making medical Spanish, the most common language besides English in the United States, a part of the curriculum at more medical schools.
"Theoretically, better translation of documents could decrease hospital costs by reducing hospitalization duration and possibly the ordering of fewer diagnostic tests,'' they argue. "Generally, there is a sense, but no data confirming, that investing in accurate translation has long-term benefits that justify costs of well-trained translators and accurate translations.''
For more on the Journal of Health Care for the Poor and Underserved, visit:
https://www.press.jhu.edu/journals/journal_of_health_care_for_the_poor_
and_underserved/index.html
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